En la serranía de Guadalajara, en tierras desiertas aunque no tan lejanas de la capital se experimentan alternativas de urbanismo y de vida, existen iniciativas colectivas o marginales, alejadas de las burbujas de Ladrillo, del asfalto y de los focos. En este artículo vamos a presentar tres casos de recuperación de núcleos urbanos abandonados de la zona.
14.000 personas residen en los 85 pueblos del norte de Guadalajara, que pierde 14 núcleos por abandono en medio siglo y su densidad demográfica se estanca en 4 habitantes por kilómetro cuadrado, estos dados se encuentran desarrollados en la gaceta la Serranía nº5 .
Estos valles de muy alto valor paisajístico, parecen haber perdido el interés humano por consecuencia del éxodo, de los planes de reforestación del ICONA, o simplemente por aislamiento. Sin embargo, existen desde años diversos casos de recuperación de núcleos abandonados. Los actores, los intereses y los resultados son bien variados en los tres ejemplos que vamos a abordar.
Aunque la historia de estas comarcas serranas siempre se ha caracterizado por el aislamiento que la naturaleza impone están pobladas ya desde época prerromana, con la existencia de yacimientos paleolíticos en diversas cuevas. Así, el patrimonio de la zona no es solamente natural, es también un gran testimonio de la arquitectura rural, con el uso principal de la pizarra como material de construcción de las paredes, de las cubiertas como de las calzadas estos pueblo reciben la denominación de pueblos negros. La conservación de este patrimonio con sus edificaciones singulares que son las iglesias, ermitas o fuentes (…) genera una problemática clave por la zona.
La Vereda se sitúa en el cordel central de la sierra de Ayllón, en una comarca muy accidentada cerca del pico de la Tornera (1.865 m), el pueblo se encuentra a una altitud de 1.080 metros.
La vegetación de la zona se puede resumir por tanto en bosques más o menos extensos de robles y melojos, con manchas de grandes encinas, junto con grandes repoblaciones de pino silvestre. En los cauces de ríos y arroyos, vegetación de ribera con fresnos, olmos y chopos. Grandes extensiones de jaras, brezos y tomillos se unen a los prados para completar el paisaje natural.
En 1278, El Vado, consigue su propio territorio, incorporando a Matallana y a La Vereda a su municipio; uno de los más orientales de la Comunidad y Tierra de Sepúlveda.
Desde el Siglo XII, adquiere importancia como lugar de paso del río Jarama, con puente propio que comunica a través de La Vereda los pasos de ganado desde el norte hacia las tierras del sur. Este carácter de paso ganadero de la zona va en aumento, constituyendo la Cañada Real que desde Soria se dirige hacia Extremadura.
El lento aumento poblacional supone en estos siglos la transformación de la Sierra, con el intenso aprovechamiento forestal y ganadero de la zona. Esto produce el adehesamiento de encinares y melojares y la reducción de las manchas boscosas por el carboneo y la creación de tierras de cultivo.
La existencia de la comarca se estabiliza hasta que a finales del siglo XIX y principios del XX empieza el flujo migratorio ante la dureza de la zona y el fin de la economía que la sustentaba. En el caso particular de El Vado, La Vereda y Matallana, tras la Guerra Civil de 1936 que ya inicia un periodo de destrucción de los sistemas de organización tradicionales y el abandono, se reanuda la construcción de la presa. Así, la creación durante el primer tercio del siglo XX del embalse de El Vado para abastecer de agua a Madrid, mediante el Canal de Isabel II, supone el golpe definitivo para la desaparición de los núcleos poblados. La creación del embalse supone el corte de la deficiente carretera que comunicaba a través de la Cañada Real los núcleos de La Vereda y Matallana con el exterior. En 1950 se inicia también por parte de ICONA la repoblación forestal de la finca Montesclaros.
Así, sin accesos, sin servicios médicos, electricidad, agua corriente, suministros, con los terrenos dedicados a la ganadería reduciéndose, la emigración aumenta en la década de los años 60. Por fin, en 1972, se produce la expropiación forzosa de todo el término municipal de La Vereda, Matallana y El Vado, ante la declaración de utilidad pública de los trabajos de repoblación forestal que se realizan, y la obligada despoblación es un hecho.
En 1976 un pequeño grupo de arquitectos de Guadalajara y Madrid, evitan que ICONA derribe todos los edificios de La Vereda y Matallana para proseguir con la reforestación, de este modo se logra preservar la integridad de estos pueblos. Dada esta situación alegal, se decide crear la Asociación Cultural La Vereda, a la que se otorga, en concesión libre y pública, el arrendamiento agrícola de este pueblo, junto con Matallana, procediendo de esta forma ya legal a la rehabilitación y reconstrucción de los edificios mejor conservados
En 1988 los antiguos vecinos de La Vereda, Matallana y El Vado, fundan la Asociación Cultural Hijos de La Vereda con el fin de mantener y recuperar sus tradiciones. Desde esta fecha los antiguos vecinos y expropietarios de La Vereda defienden igualmente su derecho legal a ejercitar la reversión de las fincas expropiadas forzosamente para unos fines de utilidad pública como es la repoblación forestal que no se han cumplido en su totalidad, pretendiendo la recuperación integral de dichos pueblos.
El 24 de junio de 2007, finalizadas las obras de la primera fase de restauración auspiciadas desde el Obispado de Sigüenza-Guadalajara y con el patrocinio de la Diputación de Guadalajara y la Asociación Cultural Hijos de La Vereda, la Iglesia-Ermita de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, en La Vereda, se reabre al culto.
Hoy en día, numerosas edificaciones del pueblo han sito rehabilitadas de forma totalmente tradicional en el arte de la construcción histórica del local, los habitantes son por la mayoría vecinos de la ciudad que vienen sobre todo durante los fines de semana y las vacaciones. Se adaptan también al modo de vida tradicional, sin luz y usando la fuente del pueblo para el agua. Parece que el fuerte compromiso de vida y el relativo aislamiento al que obliga el pueblo no permite a sus usuarios una vida in situ a lo largo del año. Quizás una integración de tecnológicas modernas como la energía eolica o fotovoltaica permitirían una habitabilidad mas continua. Pero quizás esa no sea la filosofía de los residentes.
Matallana es una aldea vecina a la prensa del Vado y a La Vereda, con la cual comparte su historia.
A parte de las casas y corrales que formaban el pueblo tiene una ermita dedicada a San Juan, y dos puentes, uno el que unía a Roblelacasa y el otro el que unía a Colmenar de la Sierra. Está comunicada a través de una pista forestal con Colmenar de la Sierra y La Vereda.
Este pueblo fue expropiado junto con La Vereda y La Vihuela por el ICONA para su destrucción y posterior reforestación del territorio, siendo un grupo de arquitectos y allegados los que impidieron su demolición.
Aunque otorgado en pública concesión a una asociación de antiguos vecinos de la zona para su recuperación, éstos hicieron uso de dicha concesión al existir una serie de ocupantes ilegales en el pueblo, y han concentrado su intervención en el La Vereda.
Unos pocos edificios del núcleo están ocupados la mayoría de los edificios están totalmente arruinados, al final se ha mejorado el puente de los Trillos (que lo une con Roblelacasa ), pero no se ha intentado mantener en pie la iglesia (hoy en día casi en el suelo).
Desde la década de 1990 Matallana está siendo rehabilitada por un grupo de ocupas que de forma intermitente habitan la aldea. Hace algunos años la mayoría de las viviendas estaban sin terminar de rehabilitar, algunas de ellas cubiertas con plásticos para evitar las goteras y en situación muy precaria. Hoy, muchas se encuentran en perfectas condiciones. El trabajo se ha hecho respetando el estilo y materiales originales, aprovechando la pizarra y granito de numerosas ruinas de pajares que aún quedan.
Al parecer los habitantes actuales de Matallana han rechazado la vida que ofrece la civilización urbana, y gozan del aislamiento del pueblo para vivir mas o menos en autarcía. Hay de suponer que no les conviene que se haga una gran publicidad del pueblo ni que sean demasiado practicables sus accesos.
Umbralejo era otro pueblo deshabitado de la provincia de Guadalajara. Situado en la comarca del Alto Rey-Sorbe, de la Sierra de Ayllón, a 1200 metros de altura, con un duro clima de montaña es vecino al pico del Ocejón. Esta actualmente integrado en el municipio de La Huerce.
En 1971 el Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA) expropió a sus habitantes sus edificios y terrenos. Desde 1984 se encuentra integrado en el Programa de Recuperación de Pueblos Abandonados, promovido por los ministerios de Agricultura, Educación y Fomento, lo cual ha provocado que actualmente se encuentre reconstruido y sea utilizado para campamentos de verano. La reconstrucción ha hecho posible la conservación de las casas levantadas a base de pizarra y barro, siguiendo el estilo de la arquitectura negra. Umbralejo posee aproximadamente unas 70 edificaciones entre casas, pajares y otras edificaciones, ahora perfectamente rehabilitadas como alojamientos, aulas, comedores, talleres o almacenes de herramientas y materiales.
Presentación del programa
El Plan Experimental de Reconstrucción de Pueblos Abandonados surge en 1984 a partir de un convenio suscrito por los entonces ministerios de Educación y Ciencia, Obras Públicas y Agricultura, a través del ICONA, e incluye a los pueblos de Umbralejo (Guadalajara), Granadilla (Cáceres) y Bubal (Huesca). En su origen las actividades consistían principalmente en labores de reconstrucción de casas, aulas, talleres, recuperación de huertos, jardines, etc. El programa pasó por diferentes fases y nombres; el pueblo fue tomando vida gracias a la labor de los diferentes alumnos, profesores, trabajadores e instituciones. Aparecieron nuevos espacios, nuevas zonas, se fue perfilando y consolidando el proyecto educativo hasta llegar al actual Programa de Recuperación y Utilización Educativa de Pueblos Abandonados, auspiciado por los ministerios de Educación, Cultura y Deporte, Medio Ambiente, Fomento y, desde el año 2000, por la Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
Una de la metas de esta organización son :
– Transmitir al alumnado participante el sentimiento de recuperación cultural de un pueblo a través de las distintas actividades que se realizan;
– Fomentar la convivencia entre jóvenes de distintas localidades y países;
– Aprender técnicas, que dada la peculiaridad de este pueblo, no pueden realizar los jóvenes en su entorno habitual;
– Impregnar todas las actividades de contenidos medioambientales;
– Valorar y respetar el patrimonio natural, cultural, artístico e histórico, asumiendo las responsabilidades que supone su conservación y mejora.
C.G.